Los minerales cumplen variadas funciones en el organismo: son los principales constituyen los huesos y los dientes, forman parte de muchos tejidos, intervienen es sistemas enzimáticos, mantienen las relaciones osmóticas y el equilibrio ácido-base del cuerpo. Deficiencias minerales pueden originar disminución en el consumo y la digestibilidad del alimento, las ganancias de peso, la producción de leche, la fertilidad y causar enfermedades. Pero excesos de minerales esenciales o no, pueden causar toxicidad en el animal. Este puede ser el caso de los siguientes minerales en condiciones prácticas: flúor, selenio, molibdeno, cobre, vanadio, arsénico, plomo, cadmio y mercurio.
Los minerales se han dividido en dos grandes grupos: los macroelementos, requeridos en cantidades relativamente grandes, y los microelementos o elementos traza con una concentración en el organismo inferior a 50 mg/kg. En el primer grupo están: calcio, fósforos, sodio, magnesio, potasio, cloro y azufre, pero solo los tres primeros requieren de particular atención en nuestros sistemas de alimentación. El magnesio llega a ser crítico en países templados al inicio de la primavera, pero generalmente no hay deficiencia en nuestras condiciones. El potasio es muy abundante en la mayoría de los pastos, el cloro se suministra en cantidades suficientes al ofrecer sal para cubrir los requerimientos de sodio y el azufre es un componente de las proteínas y puede llegar a ser crítico sólo en raciones muy altas de urea. Entre los microelementos esenciales más importantes están: cobalto, cobre, yodo, magnecio, cinc, hierro y selenio y de ellos se deben considerar en una mezcla mineral de los cinco primeros.
Las necesidades de vitaminas de las vacas y de animales en crecimiento tardío son generalmente cubiertas en su totalidad por vitaminas o provitaminas ingeridas en los alimentos utilizados en nuestros sistemas de producción, por la síntesis de algunas de ellas por las bacterias del rumen o sintetizadas por el animal en presencia de luz. La vitamina A o precursores de la misma y la vitamina E están en suficientes cantidad en pastos frescos para satisfacer los requerimientos de estos animales. La vitamina D es sintetizada en el cuerpo de animales expuestos a la luz solar y la vitamina K y las vitaminas del complejo B son sintetizadas en suficientes cantidades por las bacterias del rumen. De estas la vitamina B 12 requiere la presencia de cobalto para su síntesis en el rumen.
El becerro pre-rumiante tiene requerimiento mayores de vitaminas, pero mientras es amamantado por la madre, estos nitrientes son aportados por la leche. Solo en condiciones de destete precoz o cuando se restringe mucho el amamantamiento es necesario incluir vitaminas en el concentrado suministrado para sistituir la leche.
Los minerales se han dividido en dos grandes grupos: los macroelementos, requeridos en cantidades relativamente grandes, y los microelementos o elementos traza con una concentración en el organismo inferior a 50 mg/kg. En el primer grupo están: calcio, fósforos, sodio, magnesio, potasio, cloro y azufre, pero solo los tres primeros requieren de particular atención en nuestros sistemas de alimentación. El magnesio llega a ser crítico en países templados al inicio de la primavera, pero generalmente no hay deficiencia en nuestras condiciones. El potasio es muy abundante en la mayoría de los pastos, el cloro se suministra en cantidades suficientes al ofrecer sal para cubrir los requerimientos de sodio y el azufre es un componente de las proteínas y puede llegar a ser crítico sólo en raciones muy altas de urea. Entre los microelementos esenciales más importantes están: cobalto, cobre, yodo, magnecio, cinc, hierro y selenio y de ellos se deben considerar en una mezcla mineral de los cinco primeros.
Las necesidades de vitaminas de las vacas y de animales en crecimiento tardío son generalmente cubiertas en su totalidad por vitaminas o provitaminas ingeridas en los alimentos utilizados en nuestros sistemas de producción, por la síntesis de algunas de ellas por las bacterias del rumen o sintetizadas por el animal en presencia de luz. La vitamina A o precursores de la misma y la vitamina E están en suficientes cantidad en pastos frescos para satisfacer los requerimientos de estos animales. La vitamina D es sintetizada en el cuerpo de animales expuestos a la luz solar y la vitamina K y las vitaminas del complejo B son sintetizadas en suficientes cantidades por las bacterias del rumen. De estas la vitamina B 12 requiere la presencia de cobalto para su síntesis en el rumen.
El becerro pre-rumiante tiene requerimiento mayores de vitaminas, pero mientras es amamantado por la madre, estos nitrientes son aportados por la leche. Solo en condiciones de destete precoz o cuando se restringe mucho el amamantamiento es necesario incluir vitaminas en el concentrado suministrado para sistituir la leche.
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